la depresión desde el autismo

La depresión desde el autismo

Últimamente, se ha hablado mucho sobre la salud mental. Y no es algo de ahora; en realidad, siempre ha tenido un papel importante en nuestras vidas, muchas veces sin que lo notemos. Estamos comenzando a entender trastornos como la depresión, ansiedad, TLP, TDA, TDAH, y la lista sigue. Cada uno nos impacta de una forma única.

En una entrada anterior, compartí con ustedes mi experiencia descubriendo que soy autista. Con esa base, quiero profundizar en cómo, siendo parte de este espectro, enfrentamos desafíos adicionales. Resulta que los que estamos en el espectro autista, como yo, tendemos a ser más propensos a ciertas emociones o sentimientos, (tener tendencia a padecer depresión, ansiedad, toc, etc).

En esta ocasión, quiero compartir un poco más sobre esa intersección entre el autismo y la salud mental. Desde mi perspectiva, desde lo que vivo día a día. Así que, acompáñenme en esta nueva reflexión.

La relación entre autismo y depresión es una danza compleja, en la que las emociones y las vivencias se entrelazan de formas a veces difíciles de describir. Si bien cada experiencia es única, hay patrones y sensaciones que muchos de nosotros, en el espectro, compartimos. Permítanme llevarlos a través de mi propia travesía en esta encrucijada emocional.

Como muchos ya sabrán (o quizá no), quienes estamos en el espectro autista solemos enfrentar retos en nuestras relaciones sociales, laborales y académicas. Estas dificultades, a menudo, nos conducen a lo que se denomina burnout autista (tema sobre el cual podría profundizar en otra ocasión). Por lo tanto, no resulta sorprendente que las personas autistas tengamos una mayor predisposición a padecer de depresión y ansiedad, entre otros trastornos. Es importante señalar que este fenómeno no es exclusivo del autismo. Personas con otras formas de neurodivergencia, como TDA o TDAH, también enfrentan desafíos similares. Sin embargo, me enfocaré en el autismo, ya que es la experiencia que vivo día a día.

Hace aproximadamente 2 años (2021), fui diagnosticado con depresión y ansiedad generalizada, mucho antes de recibir mi diagnóstico de autismo. Estos problemas, sin embargo, ya venían causando estragos en mí desde mucho antes. Pérdida de interés, baja tolerancia a la frustración e irritabilidad son solo algunas de las manifestaciones que comencé a identificar gracias a un diario que empecé a principios de ese año.

Con el paso del tiempo, las cosas se agravaron, pero había una razón detrás de todo. Me encontraba frente a un cúmulo de situaciones que generaban un estrés constante: cambios, emociones intensas y una serie de desafíos que, al final, no supe cómo gestionar. Colapsé, como podría ocurrirle a cualquiera. Sin embargo, el proceso de recuperación que seguí fue distinto al convencional.

Los consejos que la gente me daba nunca me ayudaban: "Sal más", "sé feliz", "no pienses tanto", "esfuérzate más"... Al ver que nada de eso surtía efecto, me sentía aún peor, llegando a pensar que mi situación no tenía solución.

Así transcurrió el resto del 2022. Lentamente me fui integrando a la comunidad autista y poco a poco comencé a mejorar. Al llegar 2023, recibí mi diagnóstico del trastorno del espectro autista.

Desde ese momento, todo mejoró. Mis redes de apoyo fueron fundamentales para el progreso que alcancé, y sin duda, no hubiera sido lo mismo sin ellas.

Tener mi diagnóstico me ayudó a comprenderme mejor y a ser más comprensivo con mis propios procesos. Aprendí una nueva forma de enfocar mi recuperación y, sobre todo, mi vida.

Estaba lográndolo. Por fin, comenzaba a salir de ese abismo que durante muchos meses creí interminable.

Las recaídas

Como ocurre con muchas enfermedades, las recaídas son parte del proceso, y en las mentales no es diferente.

Hay ocasiones en que sientes que todo el esfuerzo y la lucha no han valido la pena. Parece que ese pequeño castillo metafórico que estabas construyendo comienza a derrumbarse de nuevo. Pero no es así.

Existirán momentos difíciles, momentos desoladores, instantes en los que desearías simplemente desaparecer. Yo los experimento constantemente.

Pensamientos como:

  • "Nunca encajaré del todo".
  • "No logro entender nada".
  • "Parece que, por más que lo intente, nunca es suficiente".

Es como un bucle "While(True)" en el que te cuestionas sin cesar sobre tu propósito en la vida.

Las adversidades de la vida diaria son un desafío para muchos, pero para las personas autistas, estas dificultades se intensifican. Se suman factores como la sensibilidad sensorial, la resistencia al cambio, hiperempatía (en algunos casos), y las barreras sociales, entre otros. Son muchas las variables que no están bajo nuestro completo control.

Aunque el castillo pueda derrumbarse por completo, nunca comenzarás desde cero a menos que lo consideres necesario. Siempre tendrás la opción de reconstruir desde los cimientos.

Persona autista o no autista; neurodivergente o neurotípica, siempre puedes reiniciar la construcción.

Recuerda que todo inicia por un ladrillo.

Intenta rodearte de buenos compañeros de construcción (redes de apoyo) y date descansos cuando lo necesites.

Es fundamental.

Hasta aquí la entrada de hoy, espero a alguien le pueda ayudar leer esto. ¡Hasta la próxima!

#SoyAutista

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Como eliminar el talkback de samsung y sustituír por el de google

Porno para ciegos.

Mi experiencia al descubrir que #SoyAutista